Volvieron. Sí, después de bastante tiempo volvieron esas pesadillas. Son extrañas. El cuerpo entra en pánico, los planos se cruzan. Es como llorar en el teatro, uno sabe que a final de cuentas la historia no es cierta. Estas pesadillas me generan un pánico similar. Me caigo de la cama, me arrastra, algo me tironea de los pies, un rostro asoma. Figuras, pasajes, trances... querer moverse y no poder. Estar adosado al suelo. Sentir gélidos susurros en el oído, oír voces desconocidas mascullando al otro lado de la puerta. El miedo a ser atacado, es inminente la puñalada. Despertar, nada que ver, el tic tac del reloj no paró. Y el ciclo comienza otra vez, cada vez más macabro. La voz se ahoga, no hay fuerzas. Los ojos apenas abiertos se mueven frenéticamente en círculos, buscan algo, lo que sea, una certeza. La noche, impávida, es testigo una vez más de esta danza irregular, que sucede, como en otro tiempo. Más que novedad es reminiscencia, un viejo pesar ancestral que deviene en miedo y aflora entre sueños. Mi mente agota conjeturas mientras que mi cuerpo, tironeado por la fuerza de mil almas se eleva y se estrella contra el piano. Ya en el suelo los miembros siguen sin responder, y los ojos, ya exhaustos, piden no ver más. Giro hacia un lado y me encuentro una vez más en la cama, la adrenalina precipitándose con fuerza hacia mis músculos, no era cierto. Nunca fue cierto... ¿Pero si alguna vez lo es?
http://www.youtube.com/watch?v=rDY7aavRdXU
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