Dadas ciertas circunstancias y después de que mi cerebro se estrellará, se desarmara y se volviera a recomponer, llegué a un descubrimiento, bah, más bien comprendí algo que ya me habían dicho. "El tiempo es relativo" Una frase que al "azar" había quedado atrapada en las redes de mi memoria entre tantas otras que había hecho llover sobre mí uno de esos programas yanquis de cable sobre figuras célebres. Claro, en ese momento no estaba preparado. Era todo cuestión de que el click sucediera, y sucedió. Una y otra vez mis días, horas, minutos y segundos se estiraban o achicaban. Corrían desenfrenados hacía adelante o a paso de caracol serpenteaban hacia el próximo dígito. Pero nunca pararon. Que tan poco del tiempo saben los relojes, que accionan una y otra vez el mismo mecanismo, incansable, inútil como tratar de atrapar mariposas con un lazo de azahares. Y que tan poco del tiempo sabía Newton. Siempre se me dió por pensar que Newton era un fama y Einstein un cronopio, bah, siempre no, a veces... Me cuesta creer que a los científicos les tomo tanto comprobar algo que la sabiduría popular ya sabía ("el tiempo vuela cuando te diviertes"), pero bien, ya sabemos que la ciencia es la lela y los poetas ágiles. Y los pintores perceptivos (Pero burros). Ahora bien, yendo al hecho que le da "sentido" a esta entrada, todo sucedió cuando escuchaba, disfrutaba y absorvía la energía Miles. Percibí que cada vez que oía el tema tenía una duración distinta. A veces cinco minutos, otras 10 o incluso hasta doce minutos treintaiseis segundos con 7 centésimas. El groove de Marcus Miller parecía ser de chicle, un chicle de frutilla que yo mascaba una y otra vez sin que pierda su sabor. Ahí fué cuando los tapones saltaron y comprendí. Cada uno en su dimensión, tiene su propio tiempo, y este a veces cruza con otros, en la eternidad de un beso o en el instante de un compás musical. Vaya que el tiempo es complicado, yo que de niño creía que con solo saber leer las agujas del reloj era suficiente para lidiar con él. Hoy por hoy mido mi tiempo a través de pensamientos. Mientras más pensamientos pasen por un instante, más largo será. Pero una vez terminado, ante la inmensidad de lo sucedido, creeremos que solo duró unos segundos. Es así como las partidas de ajedrez son de los sucesos más largos del mundo porque se requieren millones de pensamientos. Por lo que podríamos decir que hay risas que resuenan por años y días que se esfuman en segundos. Pues bien, ahora pensarán "Que nabo este pibe, si yo esto ya lo sabía" pero les cuento que lo escribí solo para poder desordenarlo en mi mente, así cuando no lo espero me lo cruzo y lo recuerdo.
Fat Time (Por Miles y su pandilla)
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